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La web 2.0 llegó para quedarse. Los internautas nutren la red con sus publicaciones, comentarios, y difusiones. Las noticias, los comentarios, opiniones, tutoriales, o simplemente las historias de los anónimos circulan por la red a gran velocidad, y ésto es lo que hace que la web sea mágica y de todos.

En estos últimos días la polémica ha surgido de la mano de la legislación que quieren implantar nuestros gobernantes. Y es que el dichoso «tasa Google» puede ser un hecho en poco tiempo. Para aquellos que no estén familiarizados con el tema, os puedo contar que se plantea que los agregadores de contenidos tipo Google tendrán que pagar una tasa cada vez que agreguen noticias o información aportada por terceros. Sería como una forma de pagar por el contenido original que luego los agregadores de noticias añaden a sus directorios para que los usuarios los consuman. Pero, ¿dónde irá ese dinero? Pues se plantea la creación de una entidad que recoja ese dinerito y lo reparta como ellos establezcan entre sus socios. Claro está que nadie te obliga a ser socio, pero imagina que tienes una revista o un periódico y el agregador de noticias continuamente te enlaza y paga por ello a esta entidad, si tu no eres socio, ese dinero que teóricamente te pertenece a tí se repartiría entre los que sí son socios. La verdad,… es un fastidio, porque ¿y si tú quieres que tu contenido se difunda sin cobrar a ningún agregador?

En fin, la polémica está servida. Recapacitando en torno a este gran jaleo que se está montando viene a mi memoria la teoría del 1%, que aunque es vieja para los parámetros de internet aún sigue suscitando controversia entre los que creen que está obsoleta y los que la consideran vigente.  

Esta teoría postula que, en la mayoría de las comunidades online, el 90?% de los usuarios se limita a consumir contenidos, un 9?% los difunde mediante sus comentarios y recomendaciones y tan solo el 1% restante es el que se encarga de la creación.

La teoría, popularizada por Nielsen en 2006 puede ser una simplificación si la aplicamos a internet como un todo, pero nos ayuda a hacernos una idea de en qué lugar nos encontramos ¿no creeis?

Seguiremos informando sobre el temido «canon».