El packaging agroalimentario está en el punto de mira de los consumidores… y nunca mejor dicho. Si en el anterior artículo os hablábamos de cómo las tendencias “zero waste” y “no-branding” estaban acabando en algunos puntos con los lineales de productos tal y como los conocemos, hoy venimos a hablar de las distintas direcciones y rumbos que están tomando las marcas agroalimentarias en lo referente a su packaging, envoltorio y forma de presentar el producto ante sus posibles clientes y consumidores.
Es cierto que los movimientos más responsables con el medio ambiente han puesto últimamente su punto de mira en el envasado de los productos, no sin razones argumentadas, debido a que los formatos plásticos son en su mayoría prescindibles y sustituibles por otros formatos biodegradables o de menor impacto ambiental. Algunos de los casos más sonados y viralizados son los de ciertas frutas peladas y envueltas en plástico. Lo que a priori era una facilidad para el consumidor por ofrecer la fruta ya pelada, se ha convertido en dañino para la reputación de la empresa al sustituir la protección natural biodegradable y orgánica que ofrece la piel de la fruta por un envoltorio plástico que tardará más de un siglo y medio en degradarse.Cada consumidor tiene sus propias preferencias y gustos, lo que sí que parece que será una tendencia global es que las marcas que quieran ofrecer ese plus de facilidad y servicio como el producto troceado o preparado, deberán huir del plástico convencional y abogar por otros formatos y materiales más respetuosos con el medio ambiente. La forma de presentar los productos en el lineal está cambiando, y dentro de la adaptación a los nuevos mercados y formas de interactuar con las marcas, cada una opta por la vía que más se adecúa a su estrategia y valores de marca. Dentro de estas “tendencias”, en agencia creativa hemos segmentado las siguientes:
Todo aquello que tenga un cierto aroma a pasado sigue siendo tendencia en cuanto a embalaje de productos. Las marcas optan por utilizar un envoltorio de este tipo para transmitir los valores de cuidado en el proceso y en el trato del producto y para transmitir al consumidor la seguridad de estar comprando un producto con la calidad de antaño, alejado de producciones en masa y con más trato y personalización. Producto local, cuidado y de calidad.
- Facilidad y comodidad
El consumidor demanda envases más fáciles y prácticos de usar. La reducción de los tamaños de las viviendas y el frenetismo del día a día impulsan a las marcas a adaptarse a los consumidores a través de envases que permitan ser el propio recipiente para conservar el producto y envases que se adapten a un consumo “on-the-go”. Envases con dosificador, que permitan abrir, cerrar y conservar el producto. Dentro de esta categoría entran no sólo los envases adaptados al consumo directo, sino también los productos preparados para consumir, los “calentar y listo”, troceados, raciones individuales, etc… Con los tiempos que corren, los consumidores buscan productos que les faciliten el día a día.
- Transparencia
Comprender y ser plenamente conscientes de lo que están consumiendo es una premisa vital para los consumidores actuales. El envase debe ser transparente, no sólo dejando ver lo que contiene sino que debe expresar de forma clara, sencilla y fácil de leer su contenido. Hoy en día no basta con un “producto ecológico” o “100% natural” sino que el consumidor tiene que leerlo y verlo reflejado en la información del envase como ingredientes, conservantes, proceso de fabricación, etc… Vivimos en una sociedad con excesiva información e intoxicación y frente a eso, los consumidores demandan una información clara y una transparencia total.
- Respeto al medio ambiente
Parece ser que, al menos para algunos sectores, el plástico no reciclable o biodegradable tiene sus días contados. Los consumidores buscan productos que reflejen sus ideales y su estilo de vida, y cada vez son más aquellos que no quieren consumir productos que conlleven un daño medioambiental o con una costosa y compleja gestión de residuos. La conciencia colectiva en este sentido viene en continuo crecimiento desde hace años y a día de hoy es una realidad innegable. Las marcas que no saben adaptarse a formatos más amigables con el medio ambiente se están viendo condenadas a perder peso y fuerza en los lineales.
- Personalización y segmentación
Al hilo de lo que comentábamos antes, los consumidores buscan productos con los que se sientan identificados en valores, compromisos y estilo de vida, por lo que una de la vías que ciertas marcas están explorando es posicionarse a favor o en el lado de una corriente, cultura o pensamiento concreto, de modo que, a pesar de poder perder o no dirigirse a un sector de consumidores, su target se sentirá mucho más cercano y comprometido con la marca y será un consumidor más fiel.
- Packaging 4.0
El envasado de productos no es ajeno a la innovación y al auge de la tecnología en el día a día. Los envases ya no sólo tienen que ser bonitos, sino también innovadores tanto en diseño como tecnológicamente. Normalmente el coste del envasado tiende a reducirse al máximo a fin de hacer el producto más atractivo, no obstante, los consumidores pueden estar dispuestos a pagar un plus si se trata de un envase innovador, cuya interacción con el producto aporte un valor extra a la compra. La innovación tecnológica se encuentra en el desarrollo de envases sostenibles, en la búsqueda de nuevos formatos que permitan un consumo del producto novedoso o ágil y en la exploración de nuevas fórmulas que aporten valor al consumidor como etiquetas que reaccionen a la rotura de la cadena de frío para avisar de un producto en mal estado, etiquetas tecnológicas que amplíen la información del producto a través de dispositivos móviles, etc…
Hay muchas más ramas por las que evoluciona el packaging y envasado de nuestros días, algunas podrán incluirse dentro de esta calificación y otras merecerán una categoría propia. Lo que sí está claro es que los consumidores tienen el poder de decisión y vienen con una serie de exigencias de las que las marcas, grandes y pequeñas, deberán tomar nota si quieren mantener su competitividad en un mercado cambiante en el que ya no tienen el poder.