RSC, responsabilidad empresarial, Objetivos de Desarrollo Sostenibles, Pacto Mundial… Son conceptos que puede que conozcamos o que nos suenen y que definitivamente asociamos a la gran empresa, pero esto debería cambiar desde ya.
La RSC puede aplicarse a cualquier empresa, grande, mediana o micro empresa, y todos podemos beneficiarnos de las ventajas de hacerlo.
Para entender cómo podemos aplicar la RSC en la pyme lo primero es saber qué es la Responsabilidad Social Corporativa, y sobre todo qué no es.
Qué es y qué no es la RSC
La RSC es una actitud por parte de la empresa que compromete todos sus comportamientos dentro de un marco de responsabilidad. La RSC no es un conjunto de donaciones benéficas improvisadas y caridad por parte de las empresas.
La responsabilidad social corporativa nace de la propia dirección e involucra a todos los departamentos de la empresa, por eso se dice que es una cuestión transversal y no solo relacionada con RRHH o comunicación (que es donde suele ubicarse). La empresa debe asumir unos compromisos de responsabilidad que tienen que ver con el buen gobierno, la transparencia, la actitud dialogante y la sostenibilidad, entre otros que podemos auto exigirnos.
Ventajas de la RSC en la pyme
Las ventajas que aporta la RSC a una pyme son muy similares a las que aporta a cualquier otra empresa y son las siguientes:
- Mejora de forma contundente la reputación de la empresa
- Aumenta la felicidad en el trabajo y la satisfacción con el puesto, lo que mejora la productividad y la retención de talento
- Hace más atractiva la empresa para el talento
- Evita crisis de reputación y de comunicación
- Previene sanciones por malas prácticas
- Permite a la empresa ir por delante de la legislación en aspectos como conciliación, igualdad y transparencia
Cómo aplicar la RSC en la pyme
Para abordar la RSC en nuestra pyme hay 4 bloques indispensables sobre los que tenemos que actuar. Estos son: gobierno corporativo, sostenibilidad, empleados y grupos de interés.
Gobierno corporativo
Lo primero que debemos hacer es marcar nuestros propósitos éticos de mejora a nivel de gobierno corporativo. Ya seamos varios socios o un único gerente, debemos reflexionar sobre el compromiso que vamos a adquirir a nivel de dirección. Como hemos mencionado, la transparencia, democracia interna y el diálogo suelen ser buenos puntos de comienzo. Si analizamos nuestro proceso de toma de decisiones y la información que ofrecemos tanto interna como externamente seguro que encontramos muchos puntos de mejora.
(…) quizás con un pequeño cambio en los componentes de nuestro producto podemos convertirlo en 100% reciclable o sustituir alguno de sus componentes por material reciclado, por ejemplo.
Sostenibilidad
En segundo lugar debemos abordar la sostenibilidad en la empresa. Hoy en día el cuidado del medio ambiente es uno de los principales ingredientes de la RSC, totalmente imprescindible. Tomemos conciencia sobre nuestros propios procesos productivos y analicémoslos en busca de puntos de mejora. Las grandes empresas realizan auditorías de huella ecológica o miden su huella de carbono de forma profesional. Nosotros lo haremos con un proceso interno sincero en el que buscaremos detectar puntos del proceso de producción en los que se pueda ahorrar recursos, nivel de reciclaje de la empresa y mejora del ciclo de vida del producto. Esto último sólo en casos en los que produzcamos bienes tangibles, y no servicios.
Se trata de algo muy importante porque quizás con un pequeño cambio en los componentes de nuestro producto podemos convertirlo en 100% reciclable o sustituir alguno de sus componentes por material reciclado, por ejemplo. Con todas las mejoras y cambios que vayamos a poner en marcha, aunque no sea de forma inminente, podemos generar un documento que constituirá la hoja de ruta hacia la sostenibilidad en la empresa.
Empleados
El tercer punto aborda nuestra relación con los empleados, en caso de tenerlos. Como pyme no se nos exige contar con planes de igualdad, por ejemplo, ni otro tipo de cuotas que sí se aplican a la gran empresa, sin embargo eso no quiere decir que no podamos mejorar en ese aspecto. Lo primero, como en todo, es analizar nuestra plantilla, quiénes son, cómo llegaron ahí, en función de qué se decide su retribución y cuáles son las vías de comunicación interna que tiene la empresa. Quizás nunca hemos analizado todo esto y si lo hacemos podemos descubrir cosas sobre nuestra propia empresa que no queremos seguir haciendo del mismo modo. Debemos asegurarnos de que entre nuestra plantilla hay igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, que no existe brecha salarial y que permitimos la conciliación. La mejor forma de averiguarlo es hablando con la plantilla sobre ello, siempre en positivo, para que propongan mejoras. Con todas las mejoras propuestas así como los puntos negativos que hayamos detectado podemos planificar mejoras en materia de igualdad, flexibilidad, diversidad y conciliación que son una parte fundamental de la RSC de nuestra empresa. Algo muy útil a nivel de comunicación es redactar un compromiso al respecto y hacerlo público.
Debemos asegurarnos de que entre nuestra plantilla hay igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, que no existe brecha salarial y que permitimos la conciliación. La mejor forma de averiguarlo es hablando con la plantilla sobre ello, siempre en positivo, para que propongan mejoras.
Grupos de interés
Por último debemos hablar de grupos de interés. Un grupo de interés es un colectivo que se ve afectado por la actividad de la empresa de alguna manera. Los grupos de interés más habituales son accionistas, clientes, trabajadores, administraciones públicas, proveedores, competencia, vecinos de nuestro centro de trabajo, oficina o fábrica y medio ambiente. Sin darnos cuenta ya hemos hablado de algunos de ellos. Aplicar la RSC implica detectar cuáles son nuestros grupos de interés e incluirlos en el gobierno corporativo. Esto quiere decir que nos comprometemos a tener en cuenta sus demandas para aplicar futuros cambios en nuestra empresa a cualquier nivel.
Para ello debemos abrir procesos de escucha. En el caso de las empresas pequeñas estos procesos de escucha pueden ser informales, y constituir simplemente un cambio de actitud por nuestra parte, mostrando interés sobre lo que esperan de nuestra empresa. Sí es importante en cualquier caso que recopilemos estas demandas, sugerencias o propuestas de los grupos con el fin de analizarlas de forma conjunta y obtener como resultado una matriz de asuntos que son importantes para nuestros grupos de interés. Estos asuntos deben ser contrastados con los que son importantes para nosotros (la dirección de la empresa) y así obtener lo que se denominan asuntos materiales, que serán sobre los que debemos hacer foco en nuestra RSC para mejorar. Estos asuntos habitualmente tienen que ver con transparencia, condiciones laborales, contaminación o ruido o atención al cliente.
Aplicar la RSC implica detectar cuáles son nuestros grupos de interés e incluirlos en el gobierno corporativo. Esto quiere decir que nos comprometemos a tener en cuenta sus demandas para aplicar futuros cambios en nuestra empresa a cualquier nivel.
Cómo comunicar la RSC de mi pyme
Comunicar la RSC es una parte indispensable del proceso, pues es lo que nos permitirá que se nos reconozca como empresa responsable. Si hemos actuado sobre los 4 bloques descritos en el apartado anterior ya debemos ser capaces de elaborar, de manera anual o bianual, una memoria de RSC no normativa para nuestra empresa. Esto es un informe en el que comunicaremos lo que estamos haciendo en RSC, dando información transparente sobre la empresa al mismo tiempo. Estas memorias suelen abordar los siguientes puntos:
- Información general sobre la empresa (qué hace, dónde lo hace y quiénes la lideran)
- Datos de la empresa (facturación, producción, número de empleados…)
- Propósito (visión, misión y valores)
- Grupos de interés (quiénes son y cuáles son sus demandas)
- Buen gobierno (procesos de toma de decisiones de la empresa)
- Sostenibilidad (consumo de recursos y acciones de mejora)
- Política laboral (igualdad, conciliación, flexibilidad, diversidad)
- Cualquier otra acción responsable que esté realizando la empresa
Con estos puntos podemos componer una memoria de RSC capaz de trasladar una imagen sólida sobre lo que estamos haciendo a cualquiera que se pueda interesar.
¿Dónde quedan las acciones sociales?
Cómo verás no hemos hablado de acciones sociales como tal, lo que no quiere decir que no sean parte de la RSC; lo pueden ser pero no son la parte fundamental.
Si queremos, además de actuar sobre los 4 bloques anteriores, contribuir socialmente con otro tipo de acciones, es importante que no caigamos en la improvisación y al altruismo de limosna. Para evitarlo debemos marcarnos tres propósitos sociales (como mucho, y para micro pymes y pequeñas empresas diría que uno) sobre los que queremos actuar para ofrecer un beneficio social. Lo ideal es que estos guarden relación con la actividad de la empresa, de forma que si somos por ejemplo un taller mecánico, un propósito puede ser mejorar la seguridad vial en nuestra ciudad; si por el contrario somos distribuidores de fruta, el propósito puede ser mejorar la alimentación infantil. Marcar un propósito es esencial para enmarcar nuestras acciones y que se nos identifique con una causa. Otro de los objetivos es evitar la improvisación, de forma que si nos llega una oferta para colaborar con una causa diferente tengamos claro que debemos descartarla.
Las acciones sociales que llevemos a cabo también deben comunicarse (las redes sociales y nuestro blog corporativo son la mejor manera de hacerlo) e incluirse en la memoria de RSC de nuestra pyme.
¿Quieres saber más sobre cómo confeccionar esta memoria? Prometo abordarlo en el próximo post sobre RSC.