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Aquellos familiarizados con el mundo empresarial sabrán que no es posible vender un producto o servicio si no se han tenido antes en cuenta los intereses y preferencias del consumidor.

No serás el primero ni el último que cree que su producto aporta un gran valor al cliente, pero después la realidad es distinta, y el cliente no lo demanda, o no está dispuesto a pagarlo.

Éste es un problema con el que solemos encontramos a diario los que lidiamos con nuevas ideas y buscamos su puesta en valor para el mercado, aunque a veces nos olvidamos de que èste es un mercado vivo  que marca su propia tendencia y necesidades.

Pues bien, las empresas que quieran vender su producto o servicio a través de la web lo tienen un poquito más fácil ahora que está de moda el desarrollo de productos mínimo viables, o lo que es lo mismo, el dar a conocer una idea de negocio en su fase beta.

Pero, ¿qué es un producto mínimo viable?

Es bastante sencillo de entender. Como dice Jose Antonio de Miguel, coordinador de la edicion española de El manual del Emprendedor (Gestión, 2000), el producto mínimo viable es lo mínimo de tu producto o servicio que debes mostrar a tus potenciales clientes para que lo evaluen y valoren. 

La mecánica es sencilla, consiste en publicar una página web en la que se explique lo que se quiere vender, a modo de landing page, y ésto suele ir acompañado de apoyo paralelo en redes sociales, como blogs, facebook o twitter, para aumentar así la difusión de la idea. 

Suele ser útil que en la web se disponga de un formulario para que los potenciales clientes soliciten más información, hagan sugerencias de mejora o incluso para que dejen su email para que se les avise cuando el producto salga a la venta.

Resumiendo, los pasos para poner en marcha el producto mínimo viable son:

1- Salir al mercado con una página web sencillita, mostrando la información básica de tu producto y apoyándola con presencia en redes sociales.

2- Medir la reacción de los potenciales clientes, comprobando el tráfico de la web, si se pide información, el interés de los usuarios, etc. En esta fase se pueden incluso enviar invitaciones para que los consumidores prueben tu producto de forma gratuita.

3- Experimentar con esos primeros clientes, para probar así tu producto y su grado de satisfacción con él. Ésto nos dará información acerca de si los clientes pagarían por ello e incluso si difundirán información a sus conocidos.

4- Seguiremos experimentando, pero modificando el producto y analizando la validez de nuestro modelo de ingresos.

¿Qué te parece esta forma de empezar? 

Es una forma de comprobar si lo que ofreces al cliente realmente le interesa, y todo ello con un coste menor que si el producto es lanzado al mercado global.

¿A qué esperas para contarnos esas ideas?