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La última de esta serie de ataques ha sido consecuencia del temporal de frío de hace unas semanas, que como todos sabemos arrasó con las cosechas europeas de todo tipo de frutas y hortalizas, dejando a España como la despensa de Europa, más si cabe. Tras varias semanas de escasez (aunque no desabastecimiento) de ciertos productos, varios supermercados ingleses se quedan sin productos como lechugas y otras hortalizas españolas, y a algunos medios ingleses se les antoja que los españoles estamos urdiendo un plan secreto para dejar a los ingleses sin su ración de hortalizas semanal (sin acritud), causando el pánico en Inglaterra mientras nosotros sí teníamos lechugas que comer…

Crisis de reputación en el sector agro: el caso de las lechugas murcianas 1

Esta acusación ha levantado algunas ampollas, aunque por suerte no ha llegado muy lejos debido principalmente al conocido amarillismo de los medios en cuestión que divulgaron la noticia, y que esta no se sostiene de ninguna manera. Pero cada vez que ocurre este tipo de ataques, se pone de manifiesto que el sector agroalimentario español es, en muchas ocasiones, el punch ball del resto de Europa, e incluso de Estados Unidos, cuando se busca un blanco fácil al que culpar de una situación que en la mayoría de las ocasiones se genera en sus propias casas, como en el caso del asunto de las lechugas, o como sucedió hace años con los pepinos, y como sucede actualmente con el vino francés.

¿Por qué somos el blanco fácil?

Si no analizamos la razón por la que a nuestros vecinos les resulta tan sencillo “echarnos el muerto” no podremos trabajar en reforzar nuestra imagen y hacer nuestra reputación más fuerte. Pensemos en el escándalo Wolkswagen en Alemania ¿ha dañado en algo al sector automovilístico alemán? La respuesta es no, toda Europa sigue teniendo en alta estima al sector a pesar de un fraude premeditado y probado. Veamos las razones por las que España es frágil a los ataques.

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  1. Marca. La marca es un escudo, y nuestra huerta no tiene marca, son productos del campo español, ni siquiera del campo de Murcia o Almería. Pregunta a un inglés si sabe lo que es Murcia a ver qué cara pone. En consecuencia es fácil manchar la reputación global de nuestros productos,  no hace falta hilar muy fino.                   Crisis de reputación en el sector agro: el caso de las lechugas murcianas 2

  2. Propuesta de valor. Nuestro producto es esencial para nuestros vecinos, y quienes lo producen se desviven por él, lo que

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    nos ha llevado a convertirnos en un país pionero en tecnología aplicada a la agricultura y ganadería, así como en control de calidad y logística. Pero ¿estamos contando esto fuera? Es necesario hacer un esfuerzo por trasladar a nuestros vecinos cómo es nuestro sector agroalimentario, porque lo tiene casi todo de bueno y fuera no lo saben. Esto ayudaría a que un inglés no comprará las lechugas españolas solo porque son las que hay, sino porque conoce el origen de ese producto y elige consumirlo

  3. Confianza. Nuestros principales competidores están en Turquía y el Norte de África, países a los que resulta mucho más difícil generar confianza entre los europeos, por razones obvias. Debemos aprovechar nuestra posición ventajosa en este sentido para asociar nuestros productos a garantía de confianza,  seguridad alimentaria y respeto de derechos (humanos y sociales).

  4. Consumo patriótico. Si todo lo anterior no nos lo creemos en casa, no podremos conseguir que nadie se lo crea fuera. El caso de Italia es un ejemplo de este consumo patriótico. Los italianos aman sus productos y difunden este amor allá donde van con gran entusiasmo, y esto vende. Vende tanto, que hoy en día en cualquier super de Alemania encuentras productos con banderas italianas, con ingredientes son 100% españoles, como aceites y vinos, pero que han sido embotellados y etiquetado en Italia. Los italianos tienen un gran negocio de envasado y estampación de su bandera en cientos de productos de origen español porque han conseguido que el consumidor europeo ame la marca Italia tanto como lo hacen ellos.

  5. Equipo. Lo mejor que te puede pasar en una guerra es encontrar al enemigo dividido, y a nosotros nos suelen encontrar así. Este país debe hacer frente común con su campo, un sector que genera millones de puestos de trabajo y que es uno de los motores de la economía. El campo y sus problemáticas deberían ser siempre asunto de Estado, y no el problema de unos pocos. 


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Sandra Monrabal
sandra@agenciacreativa.net
@sanmonrabal